jueves, 31 de julio de 2008

Motivación para la Evaluación

Trabajando por la creación de una cultura de la evaluación: Germán Pilonieta 2007.

Reflexión grupal

En el mundo gobernado se esta empeñado en alimentar el poder y capacidad. La educación ha jugado un papel reproductor d estas viejas formas y de mantenimiento de una cultura de mediocridad y la subyugación.
Todo desarrollo educativo se ubica en la mente del maestro y el corazón del pedagogo es quien debe acompañar inteligente y amorosamente el proceso de formación de sus estudiantes. Un maestro comprometido con excelentes referentes teóricos relacionados con el desarrollo humano, cognitivo y una pedagogía alternativa contextualizada. Se atreve a salir de lo escolarizante y que contribuye en la construcción de un nuevo concepto de hombre.
En este sentido, urge comprender que todo proceso de enseñanza aprendizaje va de la mano de las prácticas evaluativas. Una evaluación contribuye significativamente en la formación de la autonomía como antesala de la libertad humana. Anteriormente la evaluación se tenía como filtro social, era una práctica discriminativa, terminal, normas de comparación del ser humano “estudiante” con lo que se espera de él. Ahora la evaluación debe ser una contribución inteligente, diagnóstica, que permita identificar debilidades para superarlas, que permita apoyar a todos en el logro de sus competencias necesarias y suficientes para el desarrollo personal y profesional, en lo que todo lo que se hace (expectativas, los criterios) las estructuras formativas de los estudiantes, lo que cuanta es el proceso de desarrollo de las estructuras mentales que se evidencian en lo que se hace, en la superación de las dificultades, para esto el maestro debe generar experiencias positivas de aprendizaje mediado colocando al estudiante en situaciones nuevas, tanto en complejidad como en abstracción, observando altamente, no los resultados, sino las manifestaciones de la estructura cognitiva de la persona, las propias explicaciones de su proceso (metacognición). En el proceso de búsqueda de una evaluación de tipo alternativo nace la evaluación laberíntica, que es una actividad lúdica para diagnosticar pensamiento divergente y creativo aquí la evaluación es un índice tendencial cualitativo sobre el tipo y cantidad de apoyo requerido para que cada uno de los estudiantes sigan adelante en su proceso de formación. Esta reflexión abre la posibilidad de romper con viejas posiciones en torno de la evaluación. En la cual lo importante no es medir cuantitativamente cada uno por su lado lo que ha pretendido transmitir al “dictar su clases”, haciendo del acto educativo un procedimiento mecánico de repetición. La invitación es a seguir cuestionándose y hacer de la evaluación una puerta hacia nuevas maneras de concebir las prácticas educativas, el sentido de aprendizaje y la relación que tenemos con el mundo, como una cultura que se construye y da plenos frutos.

Integrantes:

· Maria Paz Núñez Fuenzalida.
· Marisela Adasme Díaz.
· Ángela Alcaino Castro.
· Daniela Reyes Vergara
· Jessica Rojas Soto
· Catalina Tapia De La Barra.

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